Nota publicada en la edición N°113 de El Eslabón.
La revista de cuentos y poesías En Voz Alta que desde hace cinco años reúne a artistas anónimos y no tan anónimos de la ciudad a través de convocatorias abiertas, tiene en puerta un nuevo numero que se lanzará al público a mediados de noviembre. Según afirman sus realizadores, la quinta edición de E.V.A viene con “calidad Premium”. No es arrogancia; los mortales que están detrás de este proyecto afirman contrariados que la revista “funciona sola. Ya casi no nos necesita”. Incluso desde las redes sociales En Voz Alta habla en primera persona: “No soy una revista snob, no insistan.”
Portada del último número de la publicación literaria. |
Más allá del ardid y la pompa que vociferan los alteregos de dicha publicación, la propuesta de En Voz Alta viene siendo algo más que una “revista literaria” sino un proyecto de arte colectivo corporizado sí, en 60 cálidas páginas en blanco y negro que se imprimen y distribuyen en la ciudad.
Además es sabido que detrás de un proyecto de estas características que dure más de tres meses hay como mínimo ocho personas más o menos serias dispuestas a casi todo. Tal es el caso de estos purretes que “por amor al arte” se las arreglan para ampliar la cantidad de páginas e incluir a más autores, por apostar a la calidad, por salir a vender revistas y publicidades, asistir a eventos, ferias; por seleccionar los textos y las ilustraciones más conmovedoras de los tantos que mandan, en fin, por hacerla más linda y para que llegue a la mayor cantidad de personas posible.
Los realizadores de E.V.A son todavía jóvenes y de Rosario; algunos de ellos se prestaron en la oportunidad para hablar (en voz alta) de la revista. El derrotero de la charla es un idéntico al de cada tertulia semanal convocada para decidir cuestiones vitales sobre la revista, aunque como ellos aseguran, siempre se termine hablando de pornografía.
“La revi es una construcción autogestiva y colectiva, en la cual un grupo de mutantes víctimas del sistema y gestores de su misma reproducción tratan de bajar línea implícitamente a través de convocatorias abiertas al público con el objetivo de difuminar la barrera entre autor-yo publico y lector-yo recibo y admiro el trabajo de otros porque son mejor que yo”, reflexionó con seriedad de superhéroe Daniel Basilio, integrante del staff desde los inicios de la revista.
En este sentido y en pos de acortar brechas, Basilio insistió: “Pero lo que quiero decir es que el arte está interconectado y si bien la revista parte desde la literatura, lo nuestro es extensivo a las otras artes porque las influencias vienen de todos lados, por eso la idea de literatura urbana es para restituir la relación entre el arte y la vida, lo cotidiano, sin caer en un realismo costumbrista”.
Pareciera irse todo por la tangente, como en cada reunión grupal donde hablar de números y fechas de publicación es lo último que se resuelve y a las apuradas. Sin embargo Felipe Nicastro, el benjamín del grupo, con paciencia y astucia retomó la idea que dejó flotando su compañero: “Yo creo que justamente si una de las cosas que la revista puede lograr es achicar la distancia lector-escritor, hay una parte que falta que es la de que el escritor que participe, se involucre con la revista y sirva como caja de resonancia de la misma, porque en definitiva somos un espacio para que aparezcan nuevas voces”.
Nicastro que entre otras cosas es aficionado al vampirismo, abrió otra cuestión no menor: el rol que asume el eventual escritor respecto a la publicación. “Lo ideal sería que a la revista se la tome, se la apropien quienes quieran publicar y juntarse con otros para publicarse entre ellos y al de al lado que también tiene un blog o un cuadernito; que sea una cuestión viral y epidémica, no una alergia estacional. Porque quien nos lee sabe que también es un potencial publicador o sea, si bien hay un filtro editorial el objetivo de la revi no es publicarnos a nosotros únicamente y para eso también es necesario cierto compromiso. Pienso que en la literatura debe haber un trabajo como si se tratase de una pequeña artesanía”, replicó.
Por su parte Analía Lardone, alma mater de E.V.A, hizo un balance sincrético, es decir, sin vueltas sobre esta experiencia que se sostiene a pulmón: “Los que hacemos la revista somos personas con trabajo, estudio, ocupaciones y se nos complica organizarnos en cuanto a la venta, distribución, etcétera. Todavía tenemos cierta informalidad en cuanto a los procesos, pero también un poco de eso se trata, ¿no?”. Al cierre de una edición que se programa anualmente, Analía es la que va cerrando y ultimando los detalles de la próxima publicación que se viene con “altos textos y altas ilustraciones”. Todo a pulmón y “sin fines de lucro” ya que lo que se recauda va a un fondo común para que En Voz Alta pueda salir.
“Siempre un proyecto encarado de forma independiente jode el bolsillo pero por suerte la gente nos apoya cada vez más y la revista de a poquito va tomando forma, sobre todo gracias a los lectores, aportantes, artistas, amigos, ¡y no lectores también!”, comentó Analía con entusiasmo.
A propósito de la revista, Lardone hizo un alto para recordar a modo de invitación, que el 16 de noviembre a partir de las 20 en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC) En Voz Alta presenta su quinto número con música, teatro y algunas sorpresas más. El proyecto que está en marcha desde el 2007 va in crescendo, porque así como testimonian estos jóvenes, sortear los escollos de la contingencia burocrática, los costos de impresión, los desencuentros, los cuelgues y las responsabilidades y el desvarío típico que le cabe a cada integrante, no son suficientes para torcer la voluntad popular, porque en Voz Alta es vox populi.
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